10 Paradores en edificios con mucha historia
Cuando planeas unas vacaciones, elegir el mejor sitio para alojarse es importante. ¿Y si además pudieras hacerlo en un lugar único, rodeado de arte y detalles llenos de historia? Los Paradores de España ponen a tu alcance alojamientos especiales en edificios históricos que despiertan la admiración incluso antes de entrar. Estos son algunos de esos espacios que transforman un viaje en una experiencia memorable.
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Parador de Santiago de Compostela (Galicia)
Se sitúa al lado de la catedral, en la misma plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela. Considerado como el hotel más antiguo de España, el Hostal dos Reis Católicos nació en el siglo XVI para alojar a los peregrinos del Camino de Santiago, como confirma la inscripción en latín de su portada. En su interior encontrarás filigranas de piedra y rejería; cuatro patios y la hermosa capilla entre ellos; además de elegantes pasillos y habitaciones, y una colección de pintura con más de 140 obras de artistas del siglo XX, de la llamada Escuela de Madrid.
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Parador de León (Castilla y León)
Es el antiguo convento y hospital de peregrinos de San Marcos, uno de los monumentos más imponentes de León. Su espectacular fachada plateresca es solo el anticipo. Por dentro, está reformado en un estilo moderno, en el que pasado y presente se combinan para crear rincones muy especiales como, por ejemplo, el Salón Capitular, la cafetería o la terraza a orillas del río. Su excepcional colección de arte incluye destacadas piezas antiguas, entre las que sobresale la sillería de coro del siglo XVI, junto a obras de artistas contemporáneos como Eduardo Chillida, Fernando Zóbel o José Vela Zanetti.
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Parador de Granada (Andalucía)
El deseo de pasar la noche en la Alhambra de Granada se hace realidad gracias a este parador, instalado en el convento del siglo XV que los Reyes Católicos construyeron sobre el palacio nazarí de los Infantes. Con espacios evocadores donde se mezclan lo árabe y lo cristiano, sus vistas a los jardines del Generalife son espectaculares. Todavía conserva el patio original, transformado en claustro; la sala árabe, y la qubba, bajo cuyos mocárabes se situó la primera sepultura de los Reyes Católicos hasta su traslado a la Capilla Real.
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Parador de Baiona (Galicia)
Ocupa la antigua fortaleza de Monterreal, al sur de las Rías Baixas, que llegó a ser atacada por el pirata Francis Drake en 1585. Con una arquitectura a medio camino entre castillo medieval y palacio señorial gallego, cuenta con una ubicación privilegiada en la bahía de Baiona, desde donde se alcanzan a ver las islas Cíes. Mención especial merecen su majestuosa escalera de piedra y su inmenso jardín, además de su muralla: recorrerla al amanecer o al atardecer, contemplando el océano Atlántico, se convierte en uno de los mejores momentos del día.
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Parador de Zafra (Extremadura)
Nueve torres con almenas identifican claramente el edificio del parador, en pleno centro histórico de la localidad extremeña de Zafra. Se trata del alcázar de los Duques de Feria, una residencia palaciega construida en el siglo XV que en su origen fue una fortaleza musulmana. Dentro, se pueden apreciar los artesonados, herrajes, pasamanos y elementos decorativos que se conservan de la antigua casa noble. Dejarse llevar por la sensación de señorío es inevitable, por ejemplo, al desayunar en su patio interior de mármol o al disfrutar desde la terraza de las vistas de la ciudad y su entorno natural.
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Parador de Jarandilla de la Vera (Extremadura)
Entre gargantas de agua, piscinas naturales y bosques de castaños se encuentra el antiguo castillo-palacio de los Condes de Oropesa de Jarandilla de la Vera. Es el sitio que el emperador Carlos V eligió tras su abdicación para residir durante varios meses, antes de instalarse en el monasterio de Yuste. Todavía conserva el foso y la muralla originales, además de la singular galería gótica del gran patio de armas. Su cuidada decoración, sus salones con chimenea y su piscina exterior de temporada proporcionan un auténtico refugio de tranquilidad.
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Parador de Sigüenza (Castilla-La Mancha)
El castillo medieval que lo acoge es visita obligada en Sigüenza. Su impresionante silueta domina la ciudad, y cuando se accede al interior, se encuentra un verdadero palacio. Lo cierto es que esta fortaleza del siglo XII funcionó como residencia habitual de reyes, cardenales y obispos durante mucho tiempo. Hoy es un lugar que hace viajar al pasado al caminar por su patio empedrado, entrar en su capilla románica del siglo XIII, asomarse a los balcones de madera de las habitaciones o sentarse en el comedor abovedado.
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Parador de Carmona (Andalucía)
Se localiza a unos 30 kilómetros de Sevilla, en el punto más elevado de la ciudad de Carmona. El edificio del parador es un renovado palacio de estilo andalusí, que se alza dentro del recinto de la fortaleza árabe del siglo XIV conocida como el Alcázar del Rey Don Pedro. Los motivos mudéjares protagonizan sus espacios más inspiradores, como su patio interior con fuente, el Salón Bermejo o el antiguo refectorio, actual restaurante. Sin olvidar la excepcional panorámica que ofrece desde cada rincón, y en particular, desde la piscina y la terraza.
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Parador de Ciudad Rodrigo (Castilla y León)
Su privilegiada ubicación lo convierte en un enclave ideal para admirar la riqueza monumental de Ciudad Rodrigo. En un alto sobre el río, ocupa un lugar emblemático de la localidad: el castillo reconstruido por Enrique II de Castilla en 1372. Su gran torre del homenaje, de forma cuadrada y con 17 metros de lado, es uno de sus elementos más destacados, junto con sus murallas, matacanes y almenas. En su interior, el mobiliario castellano tradicional convive con piezas modernas, luciendo una decoración de diseño que preserva la esencia medieval de la fortaleza.
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Parador de Cangas de Onís (Asturias)
El antiguo monasterio de San Pedro de Villanueva se levanta a orillas del río Sella, rodeado del espectacular paisaje de los Picos de Europa y a solo dos kilómetros de Cangas de Onís. Se dice que lo mandó construir, a mediados del siglo VIII, el tercer rey de Asturias, Alfonso I, por deseo de su esposa. El conjunto, además de acoger las estancias del parador, integra también la iglesia románica del siglo XIII, uno de los mejores ejemplos asturianos de este estilo arquitectónico, destacando las escenas de los capiteles de su portada.