Naturaleza, cultura, gastronomía… Hay muchos motivos por los que Navarra te atrapará. También con el encanto que poseen tres de sus ciudades: Pamplona, Tudela y Estella-Lizarra. Descubre lo que puedes hacer en estos destinos, perfectos para disfrutar de una bonita escapada urbana de fin de semana.
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Pamplona
La ciudad conocida en todo el mundo por sus famosas fiestas de San Fermín, cuenta con un casco histórico de trazado medieval muy bien conservado. Su centro es la plaza del Ayuntamiento, junto a la cual se sitúa la Oficina de Turismo y desde donde se puede llegar tranquilamente a los principales monumentos y puntos de interés. La Catedral es un sitio que te gustará conocer porque, entre otras razones, su claustro gótico es uno de los mejores de Europa en su estilo; desde la torre obtendrás una panorámica única de la ciudad; y si además vas con niños, les encantará su “catedral infantil” y jugar a descubrir las campanas escondidas en sus paneles. También puedes visitar el Museo de Navarra o, si prefieres el arte contemporáneo, salir del casco viejo para ver el Museo Universidad de Navarra. Conviene reservar tiempo para pasear por las murallas renacentistas, que se extienden a lo largo de cinco kilómetros. El recorrido por el recinto amurallado descubre sitios tan bonitos como el mirador del Rincón del Caballo Blanco, bordea el casco viejo y continúa hasta llegar a dos de las zonas verdes de la ciudad: el parque de la Taconera -el más antiguo de Pamplona-, y el de la Ciudadela, cuya fortaleza se ha convertido en un centro de exposiciones y actividades culturales. A la hora de comer, hay que probar esos deliciosos bocados en miniatura que son los pinchos. Por la zona del centro, encontrarás muchas opciones y buen ambiente en las tradicionales calles de Estafeta, San Nicolás, Comedias o Mercaderes. La plaza del Castillo también es otro lugar perfecto para disfrutar de los sabores de la buena cocina navarra.
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Tudela
Situada a solo media hora en coche del paraje semidesértico de las Bardenas Reales, en Tudela te sorprenderá el gran patrimonio monumental que se puede encontrar en una ciudad pequeña. Sus calles, iglesias, palacios y otros edificios muestran el mestizaje de culturas que ha vivido a lo largo de su historia. Destaca su Catedral, mezcla de los estilos gótico y románico, con su precioso claustro y sus tres imponentes portadas. También puedes visitar el mejor palacio renacentista de Navarra -el del Marqués de San Adrián- o uno de los ejemplos más representativos de estilo románico en Navarra: la iglesia de la Magdalena. Pasear por las callejuelas del barrio de la Judería Nueva o sentarse en las terrazas de la plaza de los Fueros son otros de los imprescindibles de una escapada a Tudela. Si eres fan del arte urbano, estás de suerte, porque en Tudela puedes hacer una ruta para descubrir los grandes murales y obras de importantes artistas de grafiti que han transformado algunos rincones de la ciudad en las distintas ediciones del festival internacional Avant Garde Tudela que se han celebrado. Y cuando llegue el momento de sentarse a la mesa, no lo dudes, piensa en platos de verdura: alcachofas, espárragos, cogollos, tomates, menestra… Las verduras son las auténticas estrellas en Tudela, hasta el punto de que cuentan con sus propias fiestas en primavera.
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Estella-Lizarra
Se localiza a poco más de 40 kilómetros de Pamplona, y enseguida comprobarás que es una ciudad marcada por el Camino de Santiago. Peregrinos, iglesias, símbolos, palacios, puentes… En Estella-Lizarra el ambiente jacobeo se respira por todos lados y forma parte de su encanto. En la plaza de San Martín, punto clave de la ruta a su paso por la localidad, se sitúan dos de sus monumentos más destacados, ambos del siglo XII: la iglesia de San Pedro de la Rúa, con un claustro románico que sobresale por su riqueza escultórica, y el Palacio de los Reyes de Navarra, sede además del Museo Gustavo de Maeztu. Otra joya románica es la iglesia de San Miguel, que a principios de septiembre se convierte en escenario del Festival de Música Antigua de la ciudad. Todavía quedará bastante por ver, algunos ejemplos son la fachada de la iglesia del Santo Sepulcro, o la iglesia de Santa María Jus del Castillo, donde se ubicaba la antigua sinagoga. Además, callejeando tranquilamente se encuentran al paso bellos palacetes, casonas y mansiones señoriales. También merece la pena acercarse a disfrutar del parque de los Llanos, la principal zona verde de la ciudad. Si caminando se abre el apetito, no hay problema porque hay platos buenísimos para elegir: verduras de temporada, ajoarriero, pochas, cordero al chilindrón… De postre, un queso Idiazabal o dulces como alpargatas, rocas del Puy o sanchicos, para continuar con el buen sabor de boca.