Ciudades españolas que inspiraron a artistas
El color de un paisaje
En algunas ocasiones, cuando caminas por las calles de algunas ciudades o contemplas algunos de sus paisajes al atardecer, congelarías la imagen para siempre, captando los colores únicos del momento, como si de un cuadro se tratara. Te mostramos algunos cuadros de lugares y momentos relativos a ciudades como Madrid, Valencia, Barcelona o Toledo que han conseguido ser inmortalizadas por artistas como Goya, El Greco o Sorolla en algunas de sus obras más conocidas.
-
Dalí y Figueres
¡Bienvenidos al objeto surrealista más grande del mundo! Es el Teatro-Museo Dalí de Figueres y fue concebido por el propio Dalí (la cripta con su tumba se encuentra allí) como una experiencia artística completa. El triángulo daliniano se completa con una visita a los respectivos museos catalanes de la Casa-Museo de Portlligat y el Castillo Gala Dalí de Púbol. El propio Dalí llegó a afirmar: “En este lugar privilegiado lo real y lo sublime casi se tocan. Mi paraíso místico comienza en los llanos del Ampurdán, rodeado por las colinas de Les Alberes y encuentra su plenitud en la bahía de Cadaqués. Este país es mi inspiración permanente”.
-
Goya y Madrid
En cuadros como este de La ermita de San Isidro el día de la fiesta, en la que la gente hacía cola para beber el agua de una fuente milagrosa, Goya supo reflejar como nadie escenas de la vida popular de Madrid. Dar una vuelta hoy por la Pradera de San Isidro supone en parte recuperar aquellas alegres escenas en las que el artista zaragozano estudiaba las luces y observaba los paisajes y sus gentes con una mirada inimitable.
-
Miró y Palma de Mallorca
“Mallorca es realmente un país muy hermoso. En ciertos lugares, todavía se encuentra la frescura de los primeros días de la creación". Estas palabras de Miró dejan clara la especial relación del artista con la isla, de donde eran su madre y abuelos. Su naturaleza y tranquilidad seguro le inspiraron; actualmente es posible visitar la Fundación Pilar i Joan Miró y los talleres del artista, y contemplar parte de sus obras.
-
El Greco y Toledo
Pasear por Toledo significa hacerlo por el lugar al que El Greco llegó en 1577 y donde permaneció durante 37 años. La relación tan especial entre artista y ciudad queda plasmada, por ejemplo, en este cuadro: Vista y plano de Toledo, donde se representan las construcciones modernas de aquel momento como el Alcázar, la Puerta de Bisagra y el Hospital de Tavera. El encanto de Toledo permanece hoy intacto.
-
Sorolla y Valencia
Al contemplar un cuadro de Sorolla, se tiene la sensación de que la brisa marina te acaricia la cara y que los rayos de sol te calientan el alma. ¿Y cuál es la playa que aparece, por ejemplo, en este cuadro? Se trata de la playa de Valencia, donde Sorolla retrató a su mujer y a su hija un verano de 1909. Quizá te gustaría emular este Paseo a orillas del mar haciendo que las largas pinceladas azules se conviertan en realidad.
-
Picasso y Málaga
Un 25 de octubre de 1881 Málaga vio nacer a uno de los grandes genios de todos los tiempos: Pablo Picasso. Su tierra mediterránea siempre le influyó y allí pintó corridas de toros y paisajes. Hoy en día, en la ciudad puedes realizar una ruta dedicada al pintor y conocer su casa natal en la Fundación Picasso Málaga. Sin embargo, Picasso y sus obras pronto se convirtieron en símbolos universales. El mejor ejemplo es su Guernica, donde no se representa a Málaga, sino los bombardeos que sufrió la villa vasca de Guernica en 1937. Todo un símbolo contra la barbarie que puedes ver en el Museo Reina Sofía de Madrid.
-
Julio Romero de Torres y Córdoba
Los ojos de esta joven que nos mira de frente ya parecen hipnotizarnos. Julio Romero de Torres supo reflejar con maestría a la mujer cordobesa en cuadros como este La chiquita piconera. Si te fijas, una puerta abierta deja ver al fondo el río Guadalquivir y el Puente Romano y la torre de la Calahorra, símbolos inconfundibles de la ciudad de Córdoba junto a su famosa Mezquita. Puro embrujo andaluz.
-
Gaudí y Barcelona
¿Cómo sería Barcelona sin Gaudí? Probablemente, muy diferente, porque no contaría con la Basílica de la Sagrada Familia, la Casa Batlló, el Park Güell, la Casa Milà… Aunque nació en Reus, fue a esta ciudad donde el genio catalán se trasladó en 1870 para estudiar arquitectura y donde dejó su huella modernista más famosa. Cuando murió en 1926, muchos barceloneses salieron a la calle para despedirlo.
-
Chillida y San Sebastián
Cualquiera que pasee por la bellísima ciudad de San Sebastián y se acerque al final de la playa de Ondarreta, quedará sorprendido por unas piezas de acero aferradas a las rocas. Se trata del Peine del Viento, un lugar mágico obra de Eduardo Chillida. Todo un homenaje para la ciudad en la que el escultor nació y falleció en su casa del Monte Igueldo. Naturaleza y arte integrados para siempre.
-
Velázquez y Sevilla
El precioso verso del poeta Antonio Machado “Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla” podríamos aplicárselo en parte a Velázquez. Y es que uno de los artistas más famosos de la historia (antes de asentarse en la Corte y crear obras como Las Meninas) nació en Sevilla en 1599, donde estudió arte y realizó varios cuadros hasta cumplir los 24 años. Por ejemplo, esta “misteriosa” obra Retrato de hombre se encuadra dentro de sus obras sevillanas y algunos autores has especulado con que pueda tratarse de un autorretrato. En la época de Velázquez, Sevilla ya era una ciudad de gran riqueza y cuna de grandes pintores. Hoy, la ciudad andaluza que vio nacer al genio sigue encandilando a los viajeros.
-
César Manrique y Lanzarote
Podría decirse que, en buena parte, la propia isla de Lanzarote es obra de César Manrique. Lugares asombrosos creados por el artista como los Jameos del Agua, el Monumento al Campesino o el Mirador del Río han dado a la isla su aspecto actual. Siempre luchó por conservar el estilo tradicional arquitectónico del lugar y respetar la naturaleza. De hecho, llegó a afirmar: “Para mí, era el lugar más bello de la tierra. Y me di cuenta de que, si ellos eran capaces de verlo a través de mis ojos, entonces pensarían igual que yo”. Su propia vivienda se puede visitar en la Fundación César Manrique.