Una semana en la España Verde

Tomamos como punto de partida el paseo del Arenal, junto a la ría. En uno de los laterales podrás ver el Ayuntamiento y al otro, el Teatro Arriaga. Tras él, accederás al casco viejo. Es de las zonas con más ambiente y en ella abundan los pequeños bares con barras llenas de pintxos, las callecitas empedradas peatonales y las plazas como la de Unamuno o plaza Nueva. Es imprescindible recorrer las conocidas como “Siete Calles” (Somera, Artecalle, Tendería, Belosticalle, Carnicería Vieja, Barrenkale y Barrenkale Barrena). Son el origen de la ciudad (aunque inicialmente solo eran tres: Somera, Artecalle y Tendería) y su trazado conserva su pasado medieval y apenas ha sufrido modificaciones. De una cara, llegan a la Catedral de Santiago y de la otra, al Mercado de la Ribera. Gran parte de lo recorrido forma el antiguo recinto amurallado de Bilbao, del que aún puedes descubrir restos en la calle Ronda. A la hora de la comida, podemos optar por los bares del casco viejo, por degustar la cocina vasca en el Mercado de la Ribera o cruzar por el puente del Ayuntamiento y comer por el barrio del Ensanche, por los alrededores de los Jardines de Albi.

¿Sabes que Bilbao es para muchos un laboratorio de arquitectura contemporánea al aire libre? Para comprobarlo, te proponemos recorrer el triángulo compuesto por los Jardines de Albia, el Museo Guggenheim y el Palacio Euskalduna de Congresos y la Música, y sus inmediaciones. Por ejemplo, en un trayecto de apenas un kilómetro verás edificios de hasta cuatro premios Pritzker: Frank O. Gehry (Museo Guggenheim Bilbao), Rafael Moneo (Biblioteca Deusto), Álvaro Siza (Paraninfo de la Universidad) y Norman Foster (entradas de las estaciones de metro). Si paseas por la ría, descubrirás también el conjunto de esculturas que rodean al Guggenheim con obras de Lousie Bourgeois, Jeff Koons o Anish Kapoor. Por último, recuerda dejar tiempo para visitar el Museo Guggenheim. Es el símbolo de la ciudad y uno de los museos de arte contemporáneo más reconocidos a nivel mundial. Además, próximo se encuentra el Museo de Bellas Artes de Bilbao y en la zona encontrarás alrededor de 30 galerías de arte.

Paseo en barco. Recorrer la ría en barco y descubrir la nueva arquitectura de la orilla mientras navegas. Subida en funicular. Ascender en funicular hasta el monte Artxanda para obtener una de las mejores panorámicas de la ciudad. Puente colgante de Bizkaia. Visitar el primer puente transbordador de hierro construido en el mundo y que sigue en funcionamiento. Se encuentra en Portugalete (algunas de las rutas marítimas por la ría llegan hasta aquí, a unos 15 kilómetros de Bilbao) y está declarado Patrimonio Mundial. Ir  de pintxos. “Ir de potes” (forma de decir “ir de tapas” en el País Vasco) para saborear la cocina bilbaína a base de pintxos. Son zonas populares los alrededores de las “Siete Calles” y las calles Diputación, Ledesma o Ercilla en el Ensanche.

Podemos dedicar la mañana a descubrir la ciudad desde las alturas desde los montes Urgull o Igueldo. El primero está más próximo al centro y disfrutarás de las vistas tras un paseo de apenas un kilómetro desde la Basílica de Santa María. Desde sus miradores podrás ver las tres playas de la ciudad. Por su parte, al monte Igueldo te recomendamos ascender en el funicular (a escasos tres kilómetros de la Basílica de Santa María). La vista también es espectacular y en él se encuentra un pequeño parque de atracciones.

Se encuentra a los pies del monte Urgull y es de las zonas con más vida la ciudad. ¿El motivo? Sus calles empedradas albergan muchos de los mejores locales para saborear los pintxos. Primero puedes pasear por la zona y visitar el templo más antiguo de San Sebastián, la Iglesia de San Vicente, y la Basílica de Santa María. A la hora de comer, anota estas calles: Pescadería, 31 de agosto, Puerto, Fermín Calbetón, Nagusia, San Jerónimo o hasta la plaza de la Constitución y recuerda que la tradición de comer de pintxos consiste en ir de local en local probando distintos bocados en forma de pintxo. Entre los más populares, destacan los de anchoas, los de brochetas, las elaboraciones con mariscos y champiñones y los de cocina creativa.

Pasear por la avenida marítima de la playa de La Concha, descansar mirando al mar o tomar un café en una terraza pueden ser un buen plan después de comer. En el mismo paseo marítimo verás el Ayuntamiento y muy cerca de La Concha puedes visitar monumentos como la Catedral del Buen Pastor o el Teatro Victoria Eugenia. Esta zona es conocida como la ciudad romántica, un buen lugar para caminar y descubrir su elegante arquitectura decimonónica. Además, posee numerosas calles peatonales llenas de tiendas. Si buscas una buena fotografía de recuerdo de la ciudad, podrás sacarla en lugares como el puente de María Cristina o en la plaza Bilbao. En el momento del atardecer llega uno de los placeres locales más fácil de disfrutar como turista: la puesta de sol. Cualquiera de las tres playas son buenas opciones. Desde La Concha, apoyado es su icónica barandilla; desde Zurriola, con el palacio Kursaal iluminado al lado; o desde Ondarreta, donde además podrás ver la escultura de Chillida “El peine del viento”.

Gastronomía de estrella. La gastronomía siempre es un acierto. La ciudad cuenta con varias estrellas Michelin. Destacan los restaurantes Akelarre y Arzak con la máxima distinción, la misma que también ostenta el Martín Berasategui, situado en la comarca pero a solo 10 kilómetros del centro donostiarra. Paseos en barco. Actividades en el mar como rutas en catamarán con visión submarina o salidas en barco por la bahía. Ocio nocturno. San Sebastián ofrece un buen ocio nocturno con locales abiertos hasta las dos o las tres de la mañana. Son zonas conocidas la Parte Vieja (bares de copas y cervecerías), la calle Reyes Católicos (música alternativa y bares modernos), el barrio del Gros (de público más joven y bares más dispersos) y Egia (con oferta de microteatro y música en directo).

La playa del Sardinero es un maravilloso punto de contacto con Santander. Podemos caminar por ella y disfrutar de la tranquilidad de pasear por la arena o mojar los pies en el mar mientras nos dirigimos hasta la península de la Magdalena. Entre lo imprescindible: el entorno del Palacio de la Magdalena y una sorpresa: ver pingüinos al aire libre en Santander, en su pequeño parque marino. Podemos continuar por el paseo de Pereda hasta llegar al otro extremo, donde se sitúa el moderno Centro Botín. Son unos 3,5 kilómetros que descubren la esencia de la ciudad, con numerosas casas señoriales y edificios históricos como la sede central del Banco Santander. En esta zona se instalan los mercadillos y ferias, especialmente los domingos. Muy cerca, se encuentra la catedral. Si nos apetece un descanso, podemos acercarnos al próximo barrio pesquero (en torno a la avenida Sotileza) y saborear el pescado del día o una ración de las típicas rabas (calamar rebozado).

La Cueva de Altamira es única y sus pinturas rupestres están consideradas las más importantes a nivel mundial. La visita se realiza a una detalladísima reconstrucción de la cueva original y al Museo Nacional y Centro de Interpretación de Altamira para así preservar la cueva original. La Neocueva y el museo se encuentran en Santillana del Mar, a unos 35 kilómetros de Santander. El final del día se puede aprovechar para conocer Santillana del Mar, uno de los pueblos más bonitos de Cantabria. Un buen recorrido para comprobarlo son las calles Río y Carrera junto a las plazas Mayor y de las Arenas.

Recuerda reservar la entrada con antelación a través de la página web del Museo Nacional de Altamira y ten en cuenta su horario de cierre (de mayo a octubre, a las 20.00 horas; resto del año, a las 18.00 horas; y todos los domingos y festivos, a las 15.00 horas). Visita a la cueva de Altamira: tiene un régimen de acceso controlado y muy limitado de visita pública. Actualmente la lista de espera no admite nuevas solicitudes; solo pueden acceder cinco personas a la semana (260 personas al año) y que se apuntaron hace años.

Villas marineras. Sentir el mar en villas marineras como Laredo, Santoña o San Vicente de la Barquera (una ruta de unos 100 kilómetros). Modernismo en Comillas. Acercarte hasta la villa modernista de Comillas y visitar el Capricho de Gaudí y el palacio Sobrellano. Está a unos 50 kilómetros de Santander. Planes en la naturaleza. Pasar un día en la naturaleza en entornos tan especiales como el Parque Nacional de los Picos de Europa (por ejemplo, ascendiendo en el teleférico de Fuente Dé) o en el Parque de Cabárceno (muy recomendable sobre todo con niños porque podrán ver animales como osos o linces en semilibertad).

Éste es un día para disfrutar de la principal seña de identidad de la España Verde: la naturaleza. Todo el entorno es de gran belleza y te recomendamos dedicar un tiempo a hacer una pequeña ruta a pie. En coche, puedes llegar sin problemas hasta las dos principales visitas: el Santuario y los Lagos de Covadonga (lagos Enol y La Ercina). Ten en cuenta que existe un servicio de autobuses desde Cangas de Onís para hacer la visita. Además, en verano y algunas semanas en torno a la Semana Santa es habitual que se restrinja el acceso en vehículo propio. Si tienes tiempo, muy cerca se encuentra uno de los miradores más populares del parque nacional. Se trata del Mirador del Fito, situado a menos de 20 kilómetros de Cangas de Onís y con panorámicas espectaculares.

Es quizá el itinerario más popular del parque nacional. Son alrededor de 22 kilómetros que resultan espectaculares atravesando el desfiladero. La ruta se puede hacer en poco más de seis horas y va desde Poncebos (Asturias) a Caín (León).

Villas marineras. Los pueblos marineros de Asturias. Una ruta para un día puede ser visitar Llanes, Ribadesella, Cudillero y Luarca en un itinerario de unos 175 kilómetros. Visita a Avilés. Descubrir la reconversión de Avilés con uno de los cascos viejos mejor conservados de Asturias y la vanguardista arquitectura del Centro Niemeyer. Se encuentra a unos 30 kilómetros de Gijón. La Cuevona. Visitar La Cuevona, una gran cavidad natural que es el único acceso al pueblo de Cuevas.

Si llegamos temprano a Oviedo, podemos aprovechar para pasar por las plazas del Fontán y del Ayuntamiento y ver la fuente de la Foncalada (del siglo IX y declarada Patrimonio Mundial) y la fachada del Teatro Campoamor (sede de entrega de los prestigiosos Premios Princesa de Asturias). Para coger fuerzas, te recomendamos hacer una parada en alguna de las confiterías tradicionales que hay por el centro y probar dulces populares como los carbayones o los moscovitas. La visita imprescindible de la ciudad es la Catedral, que alberga la Cámara Santa, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO. En un radio de 5 kilómetros del centro, podrás conocer algunos de los mejores ejemplos del arte prerrománico asturiano: las iglesias de San Miguel de Lillo y Santa María del Naranco. Además, podrás disfrutar de atractivas panorámicas de la ciudad, en la que descubrirás, por ejemplo, el Auditorio Palacio de Congresos Príncipe Felipe.

Como vamos a estar pocas horas en Gijón, podemos ir directamente al barrio de Cimadevilla. Es el antiguo barrio de pescadores, con agradables plazas entre pequeñas calles. En el paseo, veremos la plaza Mayor, el Ayuntamiento y el Palacio de Revillagigedo, situado frente al puerto deportivo. En la zona abundan las sidrerías y restaurantes donde saborear la cocina típica de Asturias. Si quieres llevarte una bonita imagen de la bahía, asciende hasta el próximo Elogio del Horizonte (en el Cerro de Santa Catalina). Además, es buen lugar para disfrutar del atardecer. La visita a Gijón, en función del tiempo disponible, podemos completarla con un paseo por la playa de San Lorenzo y las visitas a las termas romanas y a la iglesia de San Pedro y a la “Laboral, Ciudad de la Cultura”. Se trata de un complejo cultural que combina creación artística y centro de exposiciones en un majestuoso edificio clasicista completamente remodelado y dotado de innovaciones tecnológicas.

Monforte de Lemos es el principal municipio de la Ribeira Sacra. Entre los monasterios, te recomendamos visitar los de San Pedro de Rocas (excavado en la roca), el de Sant Esteban de Ribas de Sil (totalmente rehabilitado e integrado en un Parador de Turismo) y el de Santa Cristina de Ribas de Sil. La proximidad de éstos al río Sil, te permitirá disfrutar de las vistas en miradores como los Balcones de Madrid o el mirador de Amandi. La ruta propuesta sería: Monforte de Lemos – Mirador de Amandi – Balcones de Madrid – Monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil – Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil y Monasterio de San Pedro de Rocas. Son alrededor de 100 kilómetros. La zona es muy conocida también por sus vinos y tiene numerosas bodegas visitables. Otras formas de conocer la Ribeira Sacra es con un paseo fluvial en catamarán por los ríos Sil o Miño o con un vuelo en globo (habitualmente en verano).

Las termas de Ourense. Visitar Ourense y disfrutar sus famosas termas. La más popular es la de As Burgas, en pleno centro histórico. Las murallas romanas de Lugo. Conocer Lugo y sus Murallas Romanas declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO. La ciudad se encuentra a unos 60 kilómetros de Monforte de Lemos.

Podemos empezar la visita con un paseo por las plazas que rodean la Catedral y por la ciudad vieja, declarada Patrimonio Mundial, para disfrutar del ambiente de la ciudad. Entre los espacios a visitar, las plazas del Obradoiro, de la Inmaculada o de Platerías o las rúas Nova y do Vilar. Después, podemos entrar en la Catedral. Tras la visita, podemos pasear por la rúa do Franco y sentarnos en cualquiera de sus numerosos restaurantes para saborear delicias como el pulpo “á feira”, la empanada, el lacón o el sabroso marisco de Galicia.

La ciudad tiene varios miradores con bonitas vistas. Tienes buenos ejemplos en los parques de San Domingos de Bonaval y la Alameda. En el primero, encontrarás perspectivas únicas para tus fotografías. Además, en él se sitúan el Museo del Pueblo Gallego y el Centro Gallego de Arte Contemporáneo. Por su parte, desde la Alameda se puede disfrutar de uno de los atardeceres más apreciados de Santiago de Compostela.

Islas Cíes. Visitar el Parque Nacional de las Islas Atlánticas, considerado por los romanos “las islas de los dioses”. El servicio regular de visitas en barco funciona durante el verano. Para el resto del año, te recomendamos consultarlo antes de viajar. Además, es necesario solicitar permiso ante de adquirir el billete del barco. Rías Baixas. Hacer una ruta por las Rías Baixas con un recorrido por el litoral y con paradas en pequeños pueblos como Muros (típica pequeña villa pesquera de Galicia), Cambados (conocida como la capital del vino blanco Albariño, popular en la zona), O Grove (con la playa A Lanzada y miradores como el Con da Hedra) o Combarro (un lugar único donde descubrir los tradicionales hórreos, una especie de granero). Torre de Hércules. Asomarte a un faro romano que se mantiene en activo. Es la Torre de Hércules, se encuentra en A Coruña (75 kilómetros de Santiago de Compostela) y está declarada Patrimonio Mundial. Ruta de los faros. Una ruta por los faros de Galicia desde el fin del mundo a la playa de Las Catedrales. El Cabo de Fisterra era considerado por los romanos el fin del mundo. Se encuentra a unos 85 kilómetros de Santiago de Compostela. El paisaje junto a su faro es espectacular y puede ser un buen punto de partida para recorrer parte de la ruta de los faros hacia el norte, atravesando la Costa da Morte y llegando hasta la famosa playa de A Catedrais (Ribadeo). En la ruta podrás ver los faros de Muxía, Laxe, Punta Candelaira y Punta Roncadoira. En total, alrededor de unas seis horas y media en coche.