DÍA 1
Visitar La Alhambra, la catedral y ‘tapear’ por el centro de la ciudad. Si después callejeas por el Albaicín y contemplas el atardecer desde un mirador, ya tienes un primer día mágico en Granada.
Una mañana en La Alhambra
Acabas de despertar y estás a punto de conocer uno de los monumentos más visitados del mundo, así que, regálate un buen desayuno. En la plaza de Bib-Rambla y alrededores tienes históricas cafeterías para atreverte con el típico chocolate con churros u otras opciones más ligeras, si el tiempo es cálido. Reservar las entradas de La Alhambra con antelación es lo más recomendable para optimizar el tiempo, aquí te lo explicamos en detalle. Si te gusta caminar, anímate a subir a pie hasta la entrada por la colina sobre la que se asienta este impresionante conjunto monumental. El camino te llevará unos 20 minutos. Tienes dos alternativas: desde el Paseo de los Tristes, caminando junto a las murallas de la Alhambra por la Cuesta del Rey Chico, o bien por la Cuesta de Gomérez, desde la Plaza Nueva, una opción con menos pendiente y una bonita alameda. Si prefieres reservar fuerzas, toma un autobús en la plaza de Isabel la Católica, ya que admirar la belleza de los patios de los Leones y de los Arrayanes, los palacios Nazaríes, los jardines del Generalife, la Alcazaba o el Palacio de Carlos V son al menos unas tres horas de recorrido. Ya en la salida, el descenso hacia el centro de la ciudad mientras asimilas la obra maestra que acabas de visitar será de lo más agradable.
Tapas típicas granadinas y visita a la catedral
Como ya será una hora idónea para almorzar, súmate a la costumbre granadina de ir de bar en bar y disfruta de la variedad de tapas (aperitivos fríos o calientes) que se suelen servir como cortesía para acompañar tus consumiciones. Descubrirás sabores populares como por ejemplo las migas de patata con ‘engañifa’ y huevo, los callos, las habas con jamón, las papas a lo pobre, el ‘pescaíto’ frito o embutidos y quesos típicos. Puedes hacerlo en los alrededores de las plazas de la Romanilla y de la Pescadería, ya que están muy cerca de tu próximo objetivo: la Catedral y la Capilla Real de Granada, donde se encuentra la tumba de los Reyes Católicos. La cúpula renacentista del templo religioso, su fachada barroca y sus retablos y pinturas no tienen desperdicio. Además, su horario de visita ininterrumpido te permitirá reservar el resto de la tarde para dirigirte, por la Carrera del Darro, hacia uno de los barrios más genuinos de la ciudad.
Atardecer en el Albaicín
Antes de perderte entre sus estrechas calles empedradas, plazas y casas blancas, haz una parada en Casa de Zafra. Se trata de una construcción nazarí del siglo XIV y actual Centro de Interpretación del Albaicín. Allí podrás conocer la historia de este barrio declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO a través de ilustraciones y paneles interactivos. Contemplar la panorámica de Sierra Nevada, el Generalife y la Alhambra desde un mirador es toda una tradición. El más famoso y concurrido para hacerlo al atardecer es el de San Nicolás pero en el Albaicín tienes otras opciones como el cercano mirador de los jardines de la Mezquita Mayor de Granada o el de San Cristóbal, unas calles más arriba. Puedes despedir el día comprando algún recuerdo y cenando en la calle Elvira, que marca el perímetro del Albaicín. Encontrarás una multiculturalidad de platos curiosa, con restaurantes de gastronomía local y cocina árabe, sobre todo.