Día 1 Málaga
Te proponemos comenzar el viaje en Málaga, en plena Costa del Sol y con múltiples conexiones aéreas internacionales.
Mañana en el casco histórico Tras un buen desayuno en la plaza de la Constitución, tu primera parada puede ser en la Santa Iglesia Catedral Basílica de la Encarnación, a la que se conoce como “La Manquita” porque la torre sur quedó inacabada. Existe una modalidad de visita que te permitirá subir a las cubiertas y contemplar toda la ciudad desde lo alto. Después, lo mejor es que te acerques hasta el Teatro Romano y la Alcazaba, un palacio fortaleza que construyeron los gobernantes musulmanes. Verás que en lo alto de esa zona hay también un castillo, el de Gibralfaro, al que puedes llegar cogiendo la línea 35 de autobús que sale de la Alameda Principal. Justo ahí está además uno de los mejores miradores de la ciudad, desde donde verás incluso la costa. Tarde de museos y compras en la calle Larios A la hora de comer puedes ir a alguno de los locales más emblemáticos de la ciudad como El Pimpi y probar la ensaladilla, el flamenquín ibérico, la pringá… Después, aprovecha la tarde para ir a alguno de los museos de la ciudad como el Carmen Thyssen o el Museo Picasso. ¿Sabías que en esta ciudad nació el famoso pintor? De hecho, también se puede visitar su casa natal y otros lugares relacionados con su vida. Si te apetece hacer unas compras, lo mejor es que te des un paseo por su famosa calle Larios, animadísima y llena de tiendas. Atardecer en el puerto La tarde puedes dedicarla a darte un baño en la playa de La Malagueta si las temperaturas acompañan. Si no, un paseo por el Palmeral de las Sorpresas te llevará hasta la zona del puerto conocida como Muelle Uno. Allí encontrarás el curioso cubo de colores del Centre Pompidou y caminando llegarás hasta La Farola, un antiguo faro que se terminó de construir en 1816. Verás además que hay multitud de tiendas y restaurantes para que acabes bien el día. Desde allí se viven algunos de los atardeceres más imponentes de la ciudad.