Paisaje cultural del Risco Caído y montañas sagradas de Gran Canaria

En una zona montañosa del centro de la isla de Gran Canaria, en mitad de un paisaje de barrancos, acantilados y formaciones volcánicas, es posible encontrar huellas de viviendas, cisternas y graneros troglodíticos, prueba de que existió una cultura insular autóctona. El valor único de este lugar clave de la cultura aborigen canaria ha hecho que sea declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.

Este sitio cultural abarca un área de unas 18.000 hectáreas, algo más del 11% de la superficie de la isla. El Risco Caído se trata de un yacimiento arqueológico de la época troglodita integrado por 21 cuevas con importantes manifestaciones rupestres que se relacionan con creencias mágico-religiosas y cultos de fertilidad. Una de estas cuevas cuenta con una pequeña entrada de luz en su bóveda que permite que, desde el solsticio de verano al otoño, pase un haz de luz que se proyecta en las paredes e ilumina una serie de grabados rupestres. Por ello, muchos arqueólogos consideran que el Risco Caído podría haber servido como marcador astronómico prehistórico. De hecho, en los templos o “almogarenes” del Risco Caído y el Roque Bentayga se celebraban ceremonias relacionadas con las estaciones del año. Sin embargo, Risco Caído -especial por su simbolismo- es solo una de las 1.500 cuevas que forman el paisaje troglodita de este territorio. De hecho, las Montañas Sagradas engloban un conjunto de yacimientos arqueológicos repartidos por los municipios de Artenara, Tejeda, Agaete y Gáldar con cuevas naturales y artificiales que tuvieron múltiples usos como viviendas, graneros y enterramientos.