Ermita de San Pelayo
Una humilde ermita rural, bello ejemplo del románico más primitivo, que posee, no obstante, diversos elementos originales que son únicos en la región.
El templo, de dimensiones reducidas, consta de una nave (—reconstruida más tarde con aparejo y mampostería—) con cubierta de madera, y un delicioso e imprevisto ábside semicircular, construido mediante sillares muy bien labrados. Su lado exterior está dividido en cinco segmentos gracias a cuatro semicolumnas adosadas. Lo imprevisto reside en el friso-cornisa, decorado a partes iguales mediante un ajedrezado jaqués y, sorprendentemente, una arquería de arcos ciegos propia del estilo románico-lombardo de las lejanas iglesias del Pirineo oriental. La sencilla portada —arco de medio punto peraltado, que descansa sobre dos columnas con capiteles arcaicos de inspiración mozárabe— nos permite acceder a la segunda sorpresa que esconde esta ermita: los únicos restos de pintura mural románica (siglo XII) de toda Castilla la Vieja.
Ermita de San Pelayo
A 2 km. del casco urbano
Perazancas de Ojeda, Cervera de Pisuerga, Palencia (Castilla y León)
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