Villalcázar de Sirga se sitúa en pleno Camino de Santiago a su paso por tierras palentinas. Esta localidad debe parte de su fama a los milagros atribuidos por los peregrinos a la imagen de Santa María la Blanca.
A ella está dedicada la monumental iglesia del siglo XIII, definida como la “Capilla Sixtina del románico-ojival”. Además de las maravillas de su interior, como la imagen de la Virgen de las Cántigas (siglo XIII), los sepulcros en piedra policromada del infante Don Felipe y esposa, y el soberbio retablo hispano-flamenco fechado hacia 1500, sorprende el doble friso de su portada. En el superior figura un Pantocrátor central y en el inferior la Anunciación y la Epifanía, todo ello bajo perfectas arquerías encastilladas. Dentro de la ruta jacobea se puede visitar también la vecina Frómista, capital del románico palentino, con iglesias como la de San Martín (s. XI), auténtica joya de este estilo arquitectónico por su pureza de líneas
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