Tarragona
Sant Carles de la Ràpita fue un centro espiritual y religioso muy importante en la época musulmana.
Tras ser reconquistado en el siglo XI, se estableció una comunidad de monjes hasta el siglo XVI. En el XVIII, con la llegada de los Borbones, se cambió la fisonomía del lugar con proyectos como el canal de navegación, la fortificación del puerto, la plaça de Carles III, la Esglèsia Nova, la Glorieta, las Fonts de les Alamedes, la plaça del Mercat, punto neurálgico de la población, y los Porches. También resalta el mirador de la Guardiola, de 116 metros de altura, indicado para admirar la panorámica del Delta.
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