Samos es otra etapa obligada en el Camino de Santiago. La historia del municipio está íntimamente ligada a la de su monasterio; ya que la apacibilidad de sus tierras la convirtió en un lugar ideal para la oración y el retiro.
En el monasterio de San Xian de Samos, edificado a orillas del río Sarriá -también llamado Ouribio- vivió una comunidad eremítica, que se vio favorecida por la jerarquía religiosa y poco a poco fue construyendo el cenobio que eclisa el resto del pueblo. El monasterio, benedictino desde el s. XII, es un compendio de estilos, conjugando estructuras románicas, góticas, renacentistas y barrocas. En Samos residió e impartió su magisterio el padre Feijoo, un ourensano muerto en el s. XVIII cuya huella forma parte de la Historia de Galicia. El monasterio estuvo a punto de desaparecer en medio de las llamas a comienzos del s. XX. Pero afortunadamente se reconstruyó y el visitante aún puede pasear por los dos claustros: el de Feijoo y el de las nereidas. Samos ofrece también otros atractivos al visitante. Los amantes de la naturaleza y el senderismo pueden recorrer el valle del Lóuzara y la espectacular Sierra do Oribio. También puede practicarse el parapente o la espeleología.
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