Distintos monumentos funerarios prehistóricos demuestran que, ya desde tiempos remotos, Platja d'Aro fue un asentamiento importante. También hay testimonios de la presencia romana en la villa, gracias al yacimiento arqueológico del Plá de Palol.
El núcleo original de Platja d'Aro comienza en la Edad Media, en torno a la iglesia de Santa María (siglo XI), época en la que empieza a construirse el Castillo de Benedormiens, y que es el origen de Castell d'Aro. Quedan pocos restos de la antigua fortaleza, ya que fue destruida en el siglo XIX. Además, pueden realizarse excursiones por los montes de la localidad, y llegar hasta la Font del Ferro y la Font de la Boixa, el Mas Daussá, una masía construida entre los siglos XVI y XVII; o las Rocas Martinas, un hermoso mirador sobre el litoral de la Costa Brava. Y, por supuesto, disfrutar de las pequeñas calas o de sus playas kilométricas, en las que practicar actividades náuticas.
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