El Alto Tajo a su paso por Guadalajara ha modelado un paisaje de hoces y barrancos entre sierras y bosques. Ocentejo, a orillas del Tajo, es uno de los paisajes más interesantes de este entorno. En Ocentejo se encuentra el “Hundido de Armallones”, una estructura rocosa formada en el siglo XVI al derrumbarse el llamado picacho de El Alar. En esta zona también se puede visitar las Salinas de la Inesperada, donde se pueden contemplar el antiguo almacén, las artesas y canales que componen la fábrica de sal. Sobre un peñasco aún se alzan los restos de un viejo castillo de origen celtíbero. La iglesia parroquial de Ocentejo conserva trabajos de orfebrería barrocos del siglo XVIII.
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