Esta localidad vizcaína se enmarca en el Camino de Santiago, que recorre la costa vasca hasta llegar a Santiago de Compostela.
El hecho de pertenecer a la ruta jacobea ha legado a Markina-Xemein un trazado medieval que aún hoy conserva. Fundada en 1355 por Don Tello, hermano bastardo de Pedro I “El Cruel”, ostenta un núcleo amurallado.
Calles paralelas y cantones configuran el urbanismo de esta ciudad, en la que se encuentran bellas muestras arquitectónicas. El estilo gótico-vasco del siglo XVI se puede admirar en las tres naves y potentes columnas de la iglesia de Santa María. Torres como las de los Barroeta o la de Mugartegui aproximan al visitante a palacios renacentistas y barrocos, fruto de un pasado esplendoroso. Llama la atención la ermita de San Miguel de Arretxinaga, de planta hexagonal y con un monumento megalítico en su altar. El cementerio de Markina-Xemein es otra visita obligada, ya que es un excelente ejemplo del pensamiento ilustrado. Su corte neoclásico aúna tanto elementos griegos como egipcios.
Durante las Máscaras del Carnaval es un buen momento para acercarse a esta población y profundizar en su cultura y costumbres. Una de ellas es una excelente gastronomía, elaborada con productos frescos del mar. El guiso de bonito con patatas, los chipirones en su tinta o las kokotxas en salsa verde son algunas de las recetas más afamadas de la región.