Declarada conjunto histórico-artístico en 1964, Lorca es denominada la “ciudad barroca” por el importante legado monumental perteneciente a este estilo que alberga su centro histórico.
Ha sido galardonada con el Premio Europa Nostra por fomentar la conservación del patrimonio con la restauración de seis de sus iglesias del casco histórico tras los terremotos sufridos en 2011. También ha sido finalista del programa EDEN (Destinos Europeos de Excelencia) de la Comisión Europea, en reconocimiento a su propuesta de turismo sostenible.
Desde el Paleolítico hasta la romanización, en la villa de Lorca han confluido una gran diversidad de culturas y de colonizaciones, de la que son muestra los numerosos yacimientos arqueológicos, la Columna Miliaria de época romana, la Torre del Espolón o la Torre Alfonsina, entre otros. También son reseñables el Porche de San Antonio, puerta del antiguo recinto amurallado que guardaba la ciudad, del siglo X; las iglesias y conventos de diferentes épocas y estilos; y los palacios y casas señoriales del barroco, como el palacio de Guevara, el de los Condes de San Julián o la casa de los Mula.
En cuanto a su arquitectura militar, destaca la fortaleza, que reestructura la alcazaba medieval en un inexpugnable recinto, y como parte de la arquitectura popular hay que citar las construcciones que se alzan en las calles adoquinadas que flanquean la plaza de España, como la Zapatería y la Cava.
A través de la iniciativa “Lorca, Taller del Tiempo”, pensada para potenciar el patrimonio histórico y artístico de la ciudad, el visitante puede, por ejemplo, apuntarse a rutas turísticas que incluyen la entrada a un tren turístico, a monumentos como la Fortaleza del Sol y el Palacio de Guevara y a museos como el Arqueológico o los de los Bordados del Paso Blanco y el Paso Azul. Estos dos últimos están relacionados con los principales tesoros de las hermandades que organizan la famosa Semana Santa de esta localidad.