En el centro de la fértil vega del río Segre se asienta Lleida, urbe que ha acogido a diversas culturas a lo largo de su historia. En su ciudad vieja destaca sobre una colina la antigua catedral o Seu Vella, símbolo de la capital.
Este privilegiado enclave de fértiles huertas atrajo primeramente a los ilergetes iberos en el s. V a. C., pueblo que dio origen a esta ciudad que pasó después a manos romanas bajo el nombre de Ilerda.
La colina era entonces y sigue siendo hoy el centro de Lleida. El punto más alto de la ciudad conserva restos de construcciones de los diversos pueblos que se asentaron en la zona. La principal es la Seu Vella o Catedral Vieja, templo románico gótico que comenzó a construirse a principios del siglo XIII y que destaca por poseer una planta totalmente fuera de los cánones de la época, al estar situado el claustro en la parte frontal del edificio.
A unos metros del antiguo recinto catedralicio aún sobreviven las ruinas de la antigua muralla que una vez rodeó la ciudad y algunos muros de la Zuda, fortaleza árabe del siglo IX.
El resto del casco antiguo leridano conserva pintorescos rincones como la plaza de la Paeria, donde se ubica el Ayuntamiento, un bellísimo ejemplo de edificación románica del siglo XIII.
Por su parte, la plaza de la Catedral cuenta con dos monumentos destacados: la Seu Nova o Catedral Nueva, construida bajo cánones neoclásicos en el s. XVIII, y el Hospital de Santa María, antiguo convento que alberga un interesante patio interior del gótico tardío.
Otras edificaciones que merecen una visita son el Casino Principal, de construcción novecentista, el Palacio Episcopal y la iglesia de Sant Llorenç (s. XIII), de estilo románico y abundantes añadidos góticos.
Lleida es una ciudad que ofrece, además, un amplio abanico de posibilidades, desde realizar compras por las comerciales calles de Sant Antoni o Carrer Major, hasta pasear plácidamente a lo largo de la ribera del río Segre o por la arbolada Rambla de Ferrán.
Fiestas, gastronomía y alrededores
Para conocer mejor al pueblo leridano, la visita a la ciudad puede efectuarse durante algunas de las fiestas que se celebran a lo largo del año, como las patronales en honor a Sant Anastasi -11 de mayo-, la de Moros y Cristianos o el peculiar Aplec de Cargol, donde se consumen cientos de kilos de caracoles.
Precisamente, el caracol es el ingrediente básico de una de las especialidades gastronómicas leridanas, los cargols a la llauna (caracoles a la lata). Cada una de las diversas comarcas aportan su propia especialidad: truchas, pato con nabos, olla aranesa (guiso a base de carne y verduras), xolís (embutidos de cerdo), etc. El aceite de oliva producido en Les Garrigues posee Denominación de Origen. Los postres pasan por las excelentes frutas que proporciona la fértil huerta leridana, o bien por una deliciosa repostería, que tiene en los turrones y chocolate de Agramunt sus máximos exponentes. Bajo la Denominación de Origen Costers de Segre se producen algunos de los mejores vinos de España, entre los que figuran los caldos de Raimat.
En el alto Pirineo leridano se encuentra el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici. Además de ser un espacio natural de alto valor ecológico, posee un rico patrimonio arquitectónico, ya que alberga el conjunto de iglesias románicas de la Vall de Boí, declarado Patrimonio de la Humanidad.
Esta cadena montañosa alberga, asimismo, algunas de las mejores estaciones de esquí del país: Baqueira-Beret, Boí-Taüll, Espot-Esqui, Port del Comte y Port-Ainé. En el Val d’Arán, junto a Baqueira, se ubican los paradores de Artíes y Vielha. Al nordeste de la provincia se sitúa el Parador de Turismo de La Seu d’Urgell, que posee un antiguo claustro renacentista.