Capital del románico palentino, la villa de Frómista es un importante nudo de comunicaciones y lugar de paso del camino de Santiago.
Iglesias como las de San Pedro y Santa María constituyen uno de los principales atractivos de la oferta cultural de la localidad, así como la ermita de Santiago y su imagen de la Virgen del Otero. Pero la mayor joya de Frómista es la iglesia de San Martín, una obra de arte concebida como imagen. Este templo, fundado en el año 1035, destaca por la pureza de sus líneas y el perfecto equilibrio entre lo arquitectónico y la riquísima decoración. Todo un esplendor de luz, colores y trazos, que supone un hito en el románico jacobeo. A dos kilómetros del casco urbano, se encuentra la fuente de Pozomingo, en la que se han descubierto vestigios de lo que pudo ser Frómista en época romana, antes de la ocupación árabe.
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