En atención a su pintoresquismo, la población fue declarada Conjunto de Interés Histórico Nacional, en 1970.
Feria se asienta en la vertiente meridional de la Sierra Vieja, habiéndose encontrado restos que permiten suponer que estaba habitada en tiempos de los godos. Está dominada por un castillo del s. XV que se aprecia mucho antes de llegar a la población. En el lugar donde se levanta se atribuye a los árabes la construcción de una primitiva fortaleza. Desde el castillo, del que destaca su poderosa torre, se divisa un impresionante panorama. No lejos del castillo, sobre la Sierra del Molino, se halla el dolmen de la Casa del Monje, del que se conserva la cámara, compuesta por siete grandes piedras de pizarra, y el corredor. En lo que concierne al pueblo, lo más destacable es su conjunto, cuya fisonomía mantiene los rasgos tradicionales más característicos muy bien conservados, como las edificaciones pulcramente encaladas. La trama de la villa forma un núcleo central apiñado en torno a la iglesia parroquial de San Bartolomé y el Ayuntamiento, del que surgen diferentes apéndices que crecen al hilo de los caminos que salen del pueblo, originando una figura semejante a una mano abierta.