La ciudad donostiarra se extiende por una bahía de arena blanca entre los montes Urgull e Igeldo.
Un caserío pesquero, un ensanche señorial y modernos barrios convierten a esta ciudad en una de las más atractivas del litoral cantábrico. El Museo de San Telmo, el Peine del Viento o el Kursaal son ejemplos de cómo la ciudad aúna en su trazado tradición con modernidad. Por su parte, la provincia guipuzcoana, de la que San Sebastián es capital, funde mar y montaña ofreciendo al viajero, además de interesantes monumentos, paisajes, deportes, gastronomía... Una gastronomía, la vasca, de reconocido prestigio internacional.
El trazado urbano de San Sebastián se despliega mirando a la Bahía de La Concha. El Monte Igeldo marca el límite en uno de sus extremos, una atalaya inmejorable para disfrutar de las vistas sobre la ciudad. A sus pies queda la Punta Torrepea, donde se instala el “Peine del Viento”, conjunto escultórico del célebre artista vasco Eduardo Chillida. Aquí mismo da comienza la Playa de Ondarreta, enmarcada por una zona ajardinada y el Pico del Loro, un minúsculo cabo que sepera este arenal del inmediato, el de la Concha. Este fue el lugar elegido por la reina Maria Cristina (s. XIX) para construir el Palacio de Miramar, su residencia veraniega. Un bello paseo marítimo de elegantes barandillas y farolas recorre la playa de La Concha, en cuya arena se instala el Balneario La Perla, antigua caseta real de baños.
Mirando siempre al mar llegamos al antiguo Casino, hoy Ayuntamiento de la ciudad. En esta zona, entre el mar y el río Urumea se encuentra el casco viejo, y camino del Monte Urgull, el muelle deportivo y el barrio pesquero. La cumbre del Urgull está dominada por el Castillo de la Mota y una representación del Sagrado Corazón. Una senda nos lleva hasta arriba, mientras que otra rodea el monte llevándonos por el rompeolas del Paseo Nuevo.
Ciudad Vieja
En la parte más antigua de San Sebastián nos esperan las iglesias de San Vicente y de Santa María del Coro, gótica la una y renacentista-barroca la otra. Un antiguo convento de dominicos es hoy en día el Museo San Telmo, cuyas colecciones de arqueología, etnografía y pintura merecen una detenida visita. Estas animadas calles nos conducirán a la plaza porticada de la Constitución. Entre sus balcones, numerados y pintados de albero que delatan su origen como plaza de toros, se alza el antiguo ayuntamiento neoclásico, reconvertido en Biblioteca Municipal.
La Alameda del Boulevard da entrada a la ciudad romántica, que surgió tras el derribo de las viejas murallas. A orillas del Urumea divisamos el Teatro Victoria Eugenia y el Hotel María Cristina, construidos en estilo neoplateresco. Dispersos por este trazado racionalista también podemos visitar la ajardinada plaza de Gipuzkoa, con el edifico de la Diputación Foral, el Centro Cultural Koldo Mitxelena, y Correos y Telégrafos. También, la Catedral de San Sebastián, el Buen Pastor, construida en estilo neogótico. De nuevo en la ribera abundan casas señoriales de principios del siglo XX, que nos conducirán al puente de María Cristina, el más monumental de los que cruzan el río. Cuatro farolas del escultor Mariano Benlliure iluminan el camino hasta la estación de ferrocarril. A este lado del río se encuentran los modernos barrios de Egia y Gros. En la playa de Gros se encuentran la moderna estructura del Kursaal, diseñada por el arquitecto Rafael Moneo.
San Sebastián es una ciudad cosmopolita de fuerte personalidad vasca, como queda patente en sus certámenes culturales. La Tamborrada o la Semana Grande, con las regatas de traineras, nos hablan de la tradición; mientras que sus prestigiosos festivales de cine y de jazz dicen mucho de su vocación internacional. Ocasiones, todas ellas, en las que merece la pena disfrutar de la ciudad, aunque se haga necesario reservar alojamiento con antelación.
Guipúzcoa
Una de las mejores maneras de recorrer sus barrios y acercarnos a su cultura es a través de la gastronomía. La cocina vasca tiene prestigio internacional gracias a la calidad de sus materias primas y el buen hacer de sus cocineros, tanto de repertorio tradicional como imaginativo. Hay que decir que algunos de los restaurantes de más renombre de España se encuentran en San Sebastián. Recetas elaboradas con productos de la huerta, pescados y mariscos deben siempre acompañarse con chacolí de Guetaria/Guetariako Txakolina, con Denominación de Origen propia.
La provincia de Guipúzcoa satisface los gustos de cualquier viajero ofreciendo un extenso litoral de excelentes playas y pueblos pesqueros, al mismo tiempo que un interior de espacios naturales entre los que encontramos importantes villas históricas. Recorriendo la costa desde Francia hasta Vizcaya tendremos la oportunidad de visitar el casco histórico de Hondarribia/Fuenterrabia, declarado Monumento Histórico-Artístico, y de hospedarnos en su Parador de Turismo. Otras localidades que combinan interesantes monumentos con extensas playas son Zarautz, Getaria, Deba o Mutriku.
Ríos y valles nos guían por el interior de la provincia. Siguiendo el curso del Oria, las villas históricas de Tolosa, Ordizia y Lazkao conservan importantes legados monumentales. El valle del Urola nos reserva el casco antiguo y el balneario de Cestona/Zestoa, el trazado medieval de Azpeitia y el Santuario de San Ignacio de Loyola, un conjunto barroco centro de la religiosidad vasca. Bergara, una de las villas más señoriales de Guipúzcoa y bellos caseríos como Elgeta se despliegan por el valle del Deba.
Además de esta riqueza monumental, esta provincia del País Vasco posee un patrimonio natural perfecto para practicar multitud de deportes de bajo impacto medio ambiental. Los parques naturales de Aitzkorri, Aralar, Aiako Harria y Pagoeta nos indican, además, la calidad de sus ecosistemas.