Situada en el Campo de Calatrava, un paraje dominado por numerosos cerros, Ciudad Real nos ofrece un trazado moderno que ha sabido mantener todo su sabor manchego.
Mejor comunicada, gracias al tren de alta velocidad AVE Madrid-Sevilla, esta ciudad nos brinda una excepcional gastronomía centrada en la caza, el queso y el vino. Además, los parques nacionales de Cabañeros y las Tablas de Daimiel nos hablan de la riqueza de sus ecosistemas.
Cuatro kilómetros de murallas y ciento treinta torreones protegían durante la Edad Media a una población integrada por cristianos, moriscos y judíos. Tras la unificación de los reinos peninsulares bajo los Reyes Católicos, fue en el siglo XVII cuando Ciudad Real se convierte en capital de la provincia de La Mancha. Este hecho favorece un desarrollo económico, que se plasma en importantes construcciones.
Buena muestra de la arquitectura mudéjar manchega (s. XIV) es la Puerta de Toledo, una de las ocho puertas que se abrían en el recinto amurallado de la ciudad. Sus arcos de herradura y apuntados se encuentran flanqueados por dos torreones de planta cuadrada.
Alfonso X el Sabio
El peculiar estilo gótico de esta urbe se nos muestra en un conjunto artístico planificado por Alfonso X el Sabio, el fundador de esta villa, y formado por tres iglesias. Entre ellas destaca la iglesia de Santiago, la más antigua de las que se conservan. Su origen es gótico, pero más tarde se enriqueció con una techumbre mudéjar y una bóvedas barrocas. Merecen atención sus pinturas murales, una de las cuales representa a un dragón apocalíptico de siete cabezas.
La Catedral de Santa María del Prado es otro buen ejemplo de la combinación de estilos, consecuencia de un largo proceso de construcción. Sus primeros elementos corresponden al siglo XIII, mientras que los últimos datan del siglo XIX. Destacan en su interior el retablo barroco y la sillería del coro.
La tercera de estas iglesias es la de San Pedro, un templo gótico de finales del siglo XIV cuyo perfil se asemeja a una fortaleza. Sus tres portadas cuentan con una decoración formada por arquivoltas, rosetas y capiteles historiados. La arquitectura de está época emplea indistintamente elementos cristianos y musulmanes, alternando arcos ojivales góticos y de herradura mudéjares, de lo que resulta una fusión muy peculiar.
Los aledaños de la Plaza Mayor son un buen lugar para catar el vino de las denominaciones de origen de La Mancha y de Valdepeñas, bien acompañado de unas porciones de queso de la región. Cerca de la plaza, podemos conocer los elementos típicos de una casona manchega noble. La Casa de Hernán López del Pulgar nos muestra, en su interior, un patio columnado y una escalera renacentista.
El resto del trazado ciudadrealeño actual data del siglo XIX y principios del XX, en el que sobresalen el antiguo Palacio Medrano –Rectorado de la Universidad-, el antiguo Casino –actual sede del Conservatorio de Música- y el Palacio de la Diputación Provincial. Por su parte, la oferta museística de Ciudad Real se centra en los tesoros arqueológicos del Museo Provincial –aquí se conserva la puerta de entrada de una antigua sinagoga- y el Museo Diocesano.
“Don Quijote de la Mancha”
Desde Ciudad Real tenemos multitud de posibilidades para conocer esta provincia, inmortalizada en la obra de Cervantes “Don Quijote de La Mancha”. En la comarca del Campo de Calatrava se encuentra Almagro, bien conocida por su Corral de Comedias (Monumento Nacional) y su Festival Internacional de Teatro Clásico. Además de otras interesantes construcciones, merecen una visita su Museo Nacional del Teatro y su Parador de Turismo.
Este antiguo convento del siglo XVI nos acercará un poco más a la historia y el arte manchegos, además de a su gastronomía. Se trata de un lugar excepcional para hacer los honores a una cocina de origen rural y pastoril. Los quesos manchegos y las berenjenas de Almagro, ambos con Denominación de Origen propia, sirven de aperitivo a platos de caza como conejo al ajillo, liebre con arroz, perdiz guisada... Las gachas (elaboradas con harina), las migas (de pan y acompañadas con derivados del cerdo) o el tiznao (bacalao con pimientos, cebollas y ajos) son algunas de las sugerencias. Y de postre, pestiños (masa de harina frita y azucarada) o mostillo (dulce de mosto), entre otras muchas recetas.
El Campo de Calatrava también nos ofrece castillos, palacios y localidades de gran importancia histórico-artística como El Viso del Marqués, Almuradiel o Calzada de Calatrava. Por su parte, la comarca de Campo de Montiel, nos descubrirá los restos medievales de Montiel, el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, y localidades como Villanueva de los Infantes y Villamanrique.
La riqueza paisajística y natural de esta provincia queda patente en dos importantes parques nacionales: Cabañeros y las Tablas de Daimiel. Bosques mediterráneos acompañados de pastos y humedales en plena estepa manchega, componen las características principales de estos espacios protegidos.