El municipio de Arona posee más de 15 kilómetros de playas, con excelentes vistas de las montañas cercanas. Por su parte, la villa posee interesantes muestras de arquitectura popular en la que se dan la mano elementos coloniales y prehispánicos.
Las primaverales temperaturas de las que disfruta esta región durante todo el año posibilitan excursiones por la costa sur tinerfeña y al cercano Parque Nacional del Teide. La excelente gastronomía canaria aproximará al visitante a la cultura insular.
A escasos kilómetros del litoral atlántico se extiende la villa de Arona, al sur de la isla de Tenerife. Su casco histórico muestra un amplio repertorio de arquitectura popular, integrada en el medio rural, de gran importancia. Por su parte, las playas de Las Américas y Los Cristianos, y barrios pesqueros como Las Galletas aúnan la tradición canaria con espacios de ocio y urbanizaciones de lujo. Las magníficas aguas de esta zona y sus fondos marinos son también el lugar perfecto para practicar deportes náuticos y submarinismo.
En la villa de Arona se encuentra la ermita de San Antonio Abad, que en el siglo XVII dio origen a este municipio al separarse de la vecina Vilaflor. Su iglesia parroquial posee interesantes imágenes talladas, obra de imagineros locales. Las tallas de la Virgen de la Concepción, San José y el Cristo de la Salud son algunas de ellas. Alrededor de este enclave se extienden calles de casas encaladas, que se ven rodeadas de perfiles montañosos de origen volcánico.
Espacios naturales
Además del primaveral litoral canario, este municipio cuenta con espacios naturales protegidos tales como la Montaña de Guaza y paisajes de gran valor natural como la Montaña Amarilla o el Valle de San Lorenzo. Impresionantes vistas del Teide, la mayor altura de España con sus 3.718 metros, o los distintos elementos volcánicos (coladas, pitones, domos...) son los atractivos que ofrecen lugares como el Roque de Jama, el mirador El Centinela o el Malpaís de la Rasca.
Los antiguos pueblos pesqueros de su costa han sabido combinar el encanto tradicional con urbanizaciones de lujo que se alzan sobre los acantilados que llegan hasta el Atlántico. Playa de Las Américas, Costa del Silencio, Palm-Mar o Ten-Bel son algunas de ellas. Esta última cuenta, entre otros atractivos, con una piscina de agua de mar. El pueblo de Las Galletas es otro excelente enclave para contratar embarcaciones, excursiones marítimas y equipos de inmersión submarina, entre otras actividades de ocio.
Cocina canaria
La tranquilidad está asegurada en pequeñas playas y calas, mientras que el visitante encontrará animación continua junto a los complejos turísticos. Restaurantes, bares de copas y terrazas con vistas al océano son algunas de las opciones para disfrutar de la noche canaria. La gastronomía tradicional es otra de ellas. En Arona se puede degustar cualquier tipo de cocina internacional, pero se hace necesario probar alguna de las recetas más típicas de la zona. Potajes de verduras, cazuelas de pescado y carnes a la brasa forman parte del recetario canario. El mojo picón (aceite, vinagre y pimentón) y las papas (patatas) arrugadas, de excelente sabor, son otros de los productos propios de la isla.
Entre los vinos, el visitante podrá elegir entre una amplia gama de embotellados con Denominación de Origen, propios de la provincia de Santa Cruz de Tenerife como Abona, El Hierro, La Palma, Tacoronte-Acentejo, Valle de Güimar, Valle de la Orotava e Ycoden-Daute-Isora.
Desde Arona se puede recorrer la parte sur de la isla de Tenerife e internarnos en el Parque Nacional del Teide, en cuyas Cañadas se encuentra su magnífico Parador de Turismo. En Vilaflor el visitante podrá disfrutar del llamado Paisaje Lunar, mientras que siguiendo el perfil de la costa llegaremos a playas como San Juan, la Caleta o Los Gigantes, a los pies de los acantilados del mismo nombre.