Asentada sobre una espectacular peña cortada, Arcos de la Frontera es una pintoresca villa gaditana plagada de rincones que rememoran su herencia árabe.
Su casco antiguo está declarado Bien de Interés Cultural. Torres, iglesias y espléndidos miradores con vistas al río Guadalete son sólo algunos de los innumerables atractivos que ofrece esta localidad, inmersa en plena ruta de los Pueblos Blancos. Pero Arcos es también un lugar donde las tradiciones se conservan con fidelidad, como puede apreciarse en sus fiestas, como la Semana Santa, o su gastronomía, donde el cerdo ibérico y los productos de la huerta son protagonistas.
Habitada desde la Prehistoria, fueron los árabes en la Edad Media quienes convirtieron la Medina Ar-kosch en una importante plaza defensiva. Posteriormente, su valor estratégico hizo que llegara a ser capital de un reino de Taifas. Este pasado árabe ha dejado en Arcos de la Frontera un entramado urbano de calles estrechas y empinadas asentadas sobre un promontorio rocoso a cuyos pies serpentea el río Guadalete.
El casco histórico, que cobija una gran riqueza monumental, se extiende entre la Cuesta de Belén y la Puerta Matrona, único acceso que pervive de la antigua muralla árabe.
En pleno centro se localiza la plaza del Cabildo. Este espacio concentra algunos de los edificios más notables de la ciudad, como el Ayuntamiento y el Castillo Ducal, fortaleza musulmana reconstruida en el siglo XV. Frente a ellos se alza el Parador de Turismo, ubicado en la antigua Casa del Corregidor. Paredes encaladas, rejas y azulejos son algunos de los elementos característicos del edificio, cuya arquitectura típica andaluza queda perfectamente integrada en el caserío arcense. Antes de abandonar la plaza, el visitante podrá acceder a uno de los numerosos miradores de la localidad, que ofrecen una impresionante panorámica de los alrededores.
Dentro de la arquitectura religiosa, merece especial atención la Basílica de Santa María de la Asunción (siglos XIII-XIV), templo con fachada gótico plateresca y torre neoclásica. Tanto el edificio como el bello órgano que cobija en su interior se encuentran declarados monumento Histórico-Artístico. Otras iglesias destacadas son la de San Pedro, con fachada y torre de estilo barroco, y la de San Miguel, edificio utilizado en la actualidad como sala de conferencias y exposiciones.
Entre los siglos XV y XVIII se instalaron en Arcos de la Frontera numerosas órdenes religiosas, hecho que tiene su reflejo en varias construcciones, como el convento de la Encarnación (s. XVI), el de la Caridad (s. XVIII) o el hospital de San Juan de Dios (s. XVI).
Y a lo largo de todo el recorrido, el casco histórico mostrará al visitante la belleza de la arquitectura tradicional regional, con sencillas casas de muros encalados que abren sus puertas para exhibir sus floridos patios interiores. Durante el recorrido, aparecerán también algunas casas solariegas, como el palacio del Conde del Águila (s. XV), auténtica joya que fusiona las tradiciones tardogótica y mudéjar.
Gastronomía, fiestas y alrededores
La huerta de Arcos proporciona excelentes legumbres y hortalizas, que son la base de algunos de sus platos más típicos: el potaje (guiso con acelgas), la alboronía (plato elaborado con calabaza, garbanzo y tomate), así como los guisos de carne y pescado, y los embutidos de jamón ibérico, siempre de las sierras del interior. Como colofón, nada mejor que uno de los vinos españoles más conocidos a nivel internacional, los producidos en Cádiz bajo la Denominación de Origen Jerez-Sherry y Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda. Una de las fiestas más importantes de Arcos de la Frontera es la Semana Santa, declarada de Interés Turístico, que culmina el Domingo de Ramos con el encierro del Toro del Aleluya.
Arcos de la Frontera es un buen punto de partida para recorrer la denominada Ruta de los Pueblos Blancos, con localidades con impecables caseríos blancos como Ubrique, Medina Sidonia o Vejer de la Frontera. El recorrido pasará por la Serranía de Ronda, así como por los parques naturales de Sierra de Grazalema y Los Alcornocales. La excepcional situación geográfica de Arcos de la Frontera permite acercarse a las hermosas localidades de la Costa de la Luz, como El Puerto de Santa María, Puerto Real (cuyo barrio viejo es conjunto histórico artístico) o Chiclana de la Frontera. En el extremo más occidental del litoral gaditano, se extiende Sanlúcar de Barrameda, bien conocida por su manzanilla, con Denominación de Origen, y por ser una de las entradas al Parque Nacional de Doñana, declarado Patrimonio de la Humanidad.
Otros itinerarios culturales recomendables son la Ruta del Vino, que conduce a Jerez de la Frontera, y la Ruta Bética Romana, que pasa por poblaciones de esta provincia romana bajo el Imperio, desde Santiponce (Sevilla) hasta Tarifa (Cádiz), un buen lugar para pasear por su casco viejo y practicar el windsurf.