Altea

Al acercarse con el coche por la carretera, el casco antiguo de Altea aparece sobre el fondo monumental de la Sierra Bernia, ofreciendo una bella panorámica.

La población de Altea se asienta sobre un cerro, cuya máxima altura corresponde al campanario y a la amplia bóveda rematada por singulares cúpulas de tejas azules y blancas de la iglesia parroquial, dedicada a la Virgen del Consuelo. Desde la plaza de esta iglesia puede contemplarse toda la comarca. A partir de ahí descienden callejas empedradas y escalonadas, adornadas con pequeños miradores y glorietas, que discurren entre casas blancas, que en su tiempo estuvieron protegidas por una sólida muralla. Son frecuentes en este espacio urbano tradicional los estudios de artistas y las tiendas artesanas. En la parte baja se encuentra la calle comercial del rey Jaime I, el barrio de los pescadores y el puerto, que mantiene una gran actividad pesquera. También el concurrido paseo marítimo y seis kilómetros de playa, donde se alternan los cantos rodados con las pequeñas calas y acantilados. En Altea destacan dos fiestas: los fuegos artificiales del Castell de L’Olla, en agosto, y los Moros y Cristianos, a finales de septiembre.