La villa de Algodonales, uno de los famosos pueblos blancos gaditanos, constituye paso obligado para acceder desde el norte al Parque Natural de la Sierra de Grazalema. Su casco antiguo está declarado Bien de Interés Cultural.
Rodeada de olivares y huertas regadas por el río Guadalete y el cercano embalse de Zahara, Algodonales está situada junto a la sierra de Líjar. Sus calles, estrechas y sinuosas, siguen el recorrido natural que antaño seguían las aguas de lluvia. De tanto en cuanto, en una de sus típicas casas encaladas de blanco impoluto, y cubiertas con tejados rojos de teja árabe, se abren al visitante talleres artesanos de fabricación de guitarras y tiendas donde proveerse de los ricos productos agrícolas de la zona. Entre sus edificios y monumentos más importantes, cabe destacar la iglesia parroquial de Santa Ana, de estilo neoclásico (consagrada en 1784), o los rincones llenos de sabor popular que constituyen las pintorescas fuentes y lavaderos públicos, la mayoría de ellos construidos hace más de un siglo.