Dos mujeres jovenes bebiendo vino

Prepara tu experiencia en una bodega cerca de Barcelona

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Visitar una bodega cerca de Barcelona es un plan redondo para disfrutar en pareja, en grupo o, incluso, en un contexto de negocios. Una experiencia de un día que se recuerda para siempre. Como el buen vino.

El primer paso es definir la ruta. Barcelona está rodeada de viñedos así que opciones no faltan. Hay tres destinos con Denominación de Origen (D.O.) propia; el sello que indica —y asegura— la procedencia y calidad del producto. Las primeras bodegas se encuentran a media hora en coche, en Alella (costa de Barcelona). Dirección sur, a menos de una hora, se llega al Penedés, epicentro vitivinícola y cuna del cava, el vino espumoso propio de la zona. Una tercera opción, hacia el interior, es el Pla de Bages. Barcelona es también la demarcación con más viña ecológica de España, así que puede ser interesante incluir en la ruta alguna bodega dedicada al cultivo sostenible.

Viñedos en Alella, Cataluña

La visita habitual consta de un itinerario por viñedos, durante el cual se explica la cultura local y el proceso de elaboración del cava. Finalmente, se degustan distintas variedades de producto. Además, muchas bodegas ofrecen actividades para enriquecer la visita: - Cursos intensivos de cata. - Entrada a museos o centros de interpretación. - Experiencias enogastronómicas como maridajes y degustaciones gourmet. - Cocina típica catalana en algún restaurante local. - Paseo entre viñedos, en bicicleta o a caballo. - Rutas temáticas: historia, arquitectura o entorno natural. - Vuelo en globo (para valientes sin vértigo).

Bodegón uvas y vino blanco entre viñedos.

Casi todas las actividades pueden reservarse online. Siempre es mejor contratar a operadores locales por su conocimiento de la zona, su respeto por el entorno y por la contribución a la actividad económica local. Si se quiere prolongar la estancia, hay bucólicos hoteles rurales cerca de las bodegas. Un día entre viñedos en Barcelona es más que vino, es una experiencia inmersiva que permite entender —y tal vez, amar— una parte de la esencia mediterránea. Y es que, como decía Dalí, "un gran vino requiere un loco para hacerlo crecer, un hombre sabio para velar por él, un poeta lúcido para elaborarlo, y un amante que lo entienda...".

Cata de vinos entre viñedos
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