Las tamborradas de San Sebastián nacieron cuando en 1881 el Ayuntamiento regaló a las sociedades gastronómicas los tambores y los trajes pertenecientes a las tropas napoleónicas con el objeto de desfilar todos juntos. El origen de la tamborrada de Calanda, en Teruel, se le atribuye a un fraile del 1627 que comenzó a invitar a la gente a tocar “cacharros” en las procesiones. En Hellín, Albacete, las tamborradas comenzaron en el siglo XVIII cuando la Procesión de los Azotes, un desfile que se realizaba como penitencia, era encabezada por músicos y tambores. Estos son algunos de los ejemplos de ciudades en los que la historia y la tradición de las tamborradas han logrado llegar hasta nuestros días.
Las tamborradas
En determinadas localidades españolas, es costumbre durante las fiestas populares realizar desfiles al son de los tambores. Esto es lo que se conoce como tamborradas y han sido catalogadas por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Cada año, las tamborradas crean un ambiente sonoro fascinante y emotivo, cargado de sentimiento, cultura y tradición. Divididas en lúdicas y devotas y en civiles y religiosas, las tamborradas suponen la transmisión de un legado cultural intergeneracional, siendo los tamborileros más veteranos los que educan y enseñan a los más jóvenes. Además, estos instrumentos y los trajes que utilizan y llevan los miembros, se fabrican de manera artesana contribuyendo al desarrollo económico local de la comunidad.