Partiendo de Toledo puedes dirigirte hacia Consuegra. De camino verás los famosos molinos de viento, culpables de hacer creer a don Quijote que eran gigantes contra los que tenía que luchar. También queda cerca El Toboso, donde vivía Dulcinea, el gran amor del protagonista. Incluso puedes visitar una recreación de un caserón manchego del siglo XVI en el Museo Casa de Dulcinea. Desde Villanueva de los Infantes pasarás por Ossa de Montiel en cuyos entornos quedan las Lagunas de Ruidera o la cueva de Montesinos —escenario de algunas de las aventuras del hidalgo—. Desde allí puedes llegar a las sierras que delimitan la comarca donde en un momento del libro, don Quijote se detiene a meditar y descansar.
