1. Puerta del Sol. Flanqueada por la Real Casa, la estatua del Oso y el Madroño y el cartel de Tío Pepe. ¿Un clásico? La foto de los pies sobre el Kilómetro Cero, inicio de las carreteras radiales de España. 2. Gran Vía. Una vibrante arteria de la ciudad, epicentro del espectáculo, de día y de noche. El “broadway” madrileño. 3. Plaza de España. Aquí hay que buscar el imponente edificio de Torre de Madrid y el monumento a Cervantes. 4. Plaza de Oriente. Agrupa monumentos de interés como el Palacio Real, los jardines de Sabatini, el Teatro Real o la catedral de la Almudena. 5. Plaza Mayor. Destacan la Casa de la Panadería, de la Carnicería y las terrazas donde probar el mítico “bocadillo de calamares”.
Antes que nada, ¿se puede visitar Madrid en un día? Está claro que la “ciudad de los gatos”, como se la conoce a nivel local, da para mucho más. Pero si solo disponemos de un día, sí se puede hacer una selección de lo imprescindible. ¿Estás preparado?
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6. Plaza de Santa Ana. Buena zona para el “tapeo” —raciones en pequeños platos que se sirven con una “caña bien tirada”, que es como debes pedir un pequeño vaso de cerveza. Un apunte: ¡Servir bien la cerveza es un arte en los bares de Madrid! 7. Parque de El Retiro. Jardín urbano repleto de rincones idílicos. Paradas obligadas: El palacio de Cristal y el estanque. Junto con el paseo del Prado y su entorno, está declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. 8. Puerta de Alcalá y fuente de Cibeles. Dos monumentos icónicos de la ciudad. 9. Palacio y plaza de Cibeles (Ayuntamiento de Madrid) y Círculo de Bellas Artes. Ambos con miradores para una magnífica vista de la ciudad desde lo alto. 10. Templo de Debod. Obsequio de Egipto a España y lugar mágico desde el que disfrutar la puesta de sol.
Una alternativa —¡si las piernas fallan!— es recorrer alguna zona en bus turístico y aprovechar la ocasión para contemplar el estadio Santiago Bernabéu o hacer una visita al Museo del Prado con importantes obras como “Las meninas” o “El jardín de las delicias” Y otra opción es olvidarse del reloj y callejear. Tabernas emblemáticas, rótulos añejos, arte urbano, tiendas singulares, shopping por Gran Vía o Fuencarral, madrileños y madrileñas… Las calles son el mejor museo de Madrid y andarlas es la mejor manera de captar su esencia. Al final, como dice el cantautor Joaquín Sabina: “Siempre hay un vuelo de regreso a Madrid”.