Naturaleza virgen y única
La lista podría ser larga, pero la resumimos a tres playas muy diversas: Playa del Papagayo, en el sur de la isla. Es de los rincones vírgenes más populares. Una cala de arena blanca y aguas transparentes que lo convierten en uno de esos lugares de donde uno no quiere moverse. Charco de los Clicos, próximo a la cara sur del Parque Nacional de Timanfaya, es un rincón casi mágico y muy distinto. Como resumen, imagina un pequeño lago verde dentro de un cráter volcánico en una cala de arena negra abierta al mar. Es muy recomendable visitarla, pero puedes verla antes en la película “Los abrazos rotos”, de Pedro Almodóvar. Los Charcones, situados también en el sur, son un ejemplo del poder creativo de la naturaleza. Se trata de un conjunto de piscinas naturales de distintas formas y tamaño que se encuentran en un trayecto de apenas dos kilómetros. Incluso siendo una zona donde suele soplar fuerte el viento, es un rincón idílico para descansar.