En esta celebración, la música cobra especial protagonismo: los cantos gregorianos y corales contribuyen al esplendor de las procesiones e intensifican los sentimientos del público.
La primera referencia documental de la Semana Santa de Zamora data del siglo XIII. En esta fiesta resalta el contraste entre las procesiones nocturnas y diurnas: el silencio y el recogimiento son notas características de las que salen en la noche y la madrugada, mientras que la música y la luminosidad definen a las del día. Algunos de estos cortejos son casi legendarios, como el del Cristo de las Injurias que desfila el Miércoles Santo. La hermandad de Jesús Yacente lo hace en la noche del Jueves Santo, portando un impresionante Cristo del siglo XVII y cantando el Miserere pasada la medianoche. La Cofradía de la Vera Cruz, una de las más antiguas de España, también sale ese día. El Viernes Santo destaca la procesión de La Congregación, con momentos tan emocionantes como la salida de la imagen del Camino del Calvario y la famosa reverencia que el resto de los pasos realiza a la Virgen de la Soledad en la avenida de las Tres Cruces, instante que suele arrancar el aplauso entusiasmado del público. La Semana Santa es uno de los festejos más vistosos y emotivos. La devoción, el arte, el colorido y la música se entremezclan en los actos que se celebran para recordar la muerte de Jesucristo: las procesiones. En ellas, los miembros de las diferentes hermandades y cofradías, vestidos con sus ropajes característicos, recorren las calles llevando las imágenes religiosas (pasos) al ritmo de los tambores y la música, produciendo estampas de sobria belleza.
Semana Santa de Zamora
Zamora (Castilla y León)
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