Los encierros son el plato fuerte de esta famosa celebración que transforma Pamplona en una fiesta continua.
San Fermín comienza el 6 de julio, a las 12 de la mañana. A esa hora se lanza desde el balcón del Ayuntamiento el chupinazo, el cohete que indica el inicio oficial de las fiestas, provocando el estallido de júbilo de la muchedumbre reunida en la plaza. El primer encierro se celebra al día siguiente: a las 8.00 en punto de la mañana se abren las puertas del corral de Santo Domingo y cientos de personas corren delante de los toros siguiendo el trayecto por el casco antiguo que los lleva hasta la plaza de toros.
Todos los días, del 7 al 14 de julio, se repite esta breve e intensa carrera que, en apenas tres minutos, cubre los 848 metros de distancia del recorrido. Con el lanzamiento de cohetes se indica a los corredores los diferentes momentos del encierro: un primer disparo anuncia la apertura de las puertas del corral; el segundo advierte que todos los toros han salido; el tercero, ya en la plaza, señala la entrada de los animales en el coso taurino, y el cuarto avisa que ya están en toriles y que el encierro ha terminado. Uno de los momentos más emotivos se produce pocos minutos antes de que se inicie el encierro, cuando los corredores se encomiendan a San Fermín cantando tres veces ante una pequeña imagen que hay en la Cuesta de Santo Domingo.
Además, durante las fiestas y para diversión de los niños, todas las mañanas hay desfile de gigantes y cabezudos por el centro de la ciudad. El programa de actos también incluye verbenas, conciertos, exhibiciones de danza y, por supuesto, corridas de toros, que suelen estar muy animadas desde las gradas gracias a las peñas de amigos. San Fermín acaba el 14 de julio, a las 12 de la noche, cuando la gente se reúne en la Plaza del Ayuntamiento y, con velas encendidas, canta el “Pobre de mí”, despidiéndose de sus festejos hasta el año siguiente.